Desde muy jóvenes mis papás han sido miembros activos de una iglesia en Reynosa; las personas que llegué a conocer en esa iglesia se volvieron de cierta forma como una familia para mí (aparte que ahí también iba toda mi familia, tanto materna como paterna jaja).
Literal es gente que me ha visto crecer y que me conocen de toda la vida. Es mi iglesia y le tengo mucho cariño, cada vez que voy a Reynosa por vacaciones me da mucho gusto volver a asistir y ver a los "hermanos".
Ya he hablado en otros escritos sobre la importancia que tiene para mí el cuidar esa parte espiritual; disfruto tener contacto con algo Superior. En lo personal sigo encontrando ventajas al hecho de tener esperanza de que hay un Dios personal e individual que cuida y que es un refugio en todo momento. Caminar el día a día con fe, es una de las enseñanzas más profundas y bonitas que me llevo de mi familia.
Estos últimos meses han fallecido tres hermanos que conocí en mi iglesia y eso me ha hecho reflexionar sobre la muerte. Recordé también a las personas cercanas que se han ido y los funerales a los que he asistido. Caí en cuenta que, a pesar de ser un claro ambiente de tristeza y dolor, me parece muy esperanzador cómo la gente toma fuerza y consuelo a partir de sus convicciones espirituales.
Cuando alguien se va, usamos el verbo de perder y eso tiene un contexto muy fuerte, uno pierde la oportunidad de volver a pasar tiempo con la persona fallecida, de formar nuevos recuerdos. Muy a menudo escuchamos la frase de “no hay palabras" cuando se habla del dolor por perder a alguien cercano y siento que eso es bastante real y lo resume muy bien. No existen palabras suficientes para explicar o intentar calmar ese dolor. Es justo en ese punto, donde como humanos pareciera que no tenemos los recursos para enfrentar la situación, que uno se puede refugiar en la fe.
El último funeral al que fui, el hijo de la persona fallecida expresó que se sentía consolado porque sabía que su papá ya estaba descansando y que estaba en un lugar mejor. Ese tipo de comentarios han sido la constante en los entierros a los que he ido. Sin duda que el tener fe en que existe algo Superior a nosotros (ya no digo “tener una religión") y un “más allá" nos ayuda a tener ese consuelo en los momentos donde las palabras no alcanzan.
Me acuerdo que la primera vez que asistí a un funeral, yo tenía 15 años y falleció una persona que fue mi crush de adolescente en ese tiempo. Él sólo tenía 18 años; fue una muerte repentina y nos marcó para siempre.
Cualquier persona que me conoce sabe que soy bastante apegada a mi hermano; este chico era su mejor amigo, entonces sentí como una especie de doble dolor porque fue muy feo ver a mi hermano atravesar esa pérdida tan grande. Los pensamientos no alcanzan para poder entender cómo alguien que tenía toda la vida por delante, de un día para otro ya no está. Y causa dolor saber que ya no le veremos.
Este último entierro al que fui, mi hermano y yo pasamos por la tumba del chico y nos detuvimos un momento para contemplar la lápida. Sabiendo que su cuerpo está ahí, pero confiando que su espíritu está ahora en algún lugar mejor; esperando por nosotros.
Pienso que, aunque ya no estén físicamente, hay algo de esas personas que se queda aquí con nosotros. Los recuerdos, las enseñanzas, el tiempo que se compartió, las conversaciones... son cosas que permanecen en nuestra memoria y mantienen viva la imagen mental de la persona. La forma en que tocamos la vida de los demás, es lo que trasciende más allá de la muerte terrenal.
Si bien en los momentos de la pérdida, yo no me atrevería a pedirle a alguien que piense sobre qué se puede aprender o qué se puede reflexionar de un evento tan trágico; ahora, viendo mi experiencia particular ya en retrospectiva, estoy bastante consciente que después de esa pérdida, hubo cambios en mi forma de ver la vida. Tomar más consciencia de la fragilidad y de la importancia de expresar las cosas en tiempo. El valorar nuestras conexiones humanas.
A final de cuentas, los duelos son complejos y personales, con subidas y bajadas. Considero que eso de “pronta resignación" no aplica realmente... ¿por qué tendría que ser “pronta”? Se entiende que lo que están manifestando es que sufran menos tiempo, pero aún así está cañón querer “apurar" el proceso. Más bien pienso que es algo gradual y paulatino..
Y en ese proceso gradual es reconfortante pensar que las personas que mueren van a otro lugar, donde de alguna forma están “mejor". Para eso quizá se requiere salir de los pensamientos más racionales y tener esa fe y esperanza.
And since you are my friend
I would ask that you lower me down slow
And tell the man in the black cloak
He doesn't need to trouble his good soul
With those Latin conjugations
And if it's all the same to them
You should tell your gathering friends
Please not to purse their faces grim
On such a lovely Sunday
Don't fix my smile, life is long enough
We will put this flesh into the ground again