En las ultimas semanas el tiempo ha tenido un transcurso extraño.
La verdad es que la mayoría de los días se me han ido muy rápido, pero cuando pienso que han pasado ya semanas, como que no me cuadra.
Me costó un poco escribir al respecto, de hecho tengo días con el archivo en borrador jaja porque para ser sinceros una parte de mi siente que estoy en una posición, hasta cierto punto, cómoda... Nunca he sido de salir mucho a reuniones grandes y tengo la bendición de que el trabajo se pudo ajustar y sigo viendo a casi todos mis pacientes sin arriesgarme, ni arriesgarlos.
Con gran parte de las personas con las que he platicado últimamente, he remarcado el hecho de que cada quien está viviendo esta cuarentena a su forma... no me atrevería a poner calificativos en específico y me da gusto ver esas publicaciones en las que se fomenta el respeto hacia cada forma de afrontar y lidiar con la situación.
A veces es complicado aplicarnos los estándares que tenemos para otros a nosotros mismos. Usualmente me pasa que soy más estricta conmigo, pero decidí sentarme a pensar y escribir, porque escribir siempre me ha ayudado a desenredarme y procesar. También para pelear en contra de mis propias críticas y admitir que extraño salir a correr por las mañanas, la verdad era una actividad que traía un gran respiro y liberación de estrés. También extraño ir a la iglesia y ver a mis amigos del trabajo.
Extraño salir a comprar hamburguesas en la noche, ir al seven a comprar botanas o pedir comida a domicilio sin preocupaciones.
Me parece que ese es un sentir que muchos estamos pasando; la añoranza por las rutinas y pequeños detalles que uno hacia en el día a día. Al reflexionar un poco, resulta increíble cada cosa que hacíamos de diario y que a veces ni pasaba por un registro tan consciente. Cada uno estamos viviendo duelos por tiempos indefinidos y nos estamos enfrentando a una situación totalmente nueva. La incertidumbre es pesada. El sentirnos desprotegidos ante una amenaza de la que aún no sabemos cómo es el tratamiento ni podemos ver el desenlace, creo que también puede ser otra emoción colectiva.
Supongo que ahí radica mucho el impacto de este momento, nos encontramos con algo que desafía nuestro sentir de control, que pone en peligro nuestra supervivencia.
Lo que (en lo personal) me ha pegado un poco más, es el miedo al contagio. Cuando recién empezó todo, la verdad quise irme corriendo a mi casa en Reynosa para sentir el respaldo de mi familia, pero ya con la cabeza un poco más fría decidí que no tenía caso exponerme ni exponer a mis papás; por lo que me quedé en mi depa. Ahora ya me siento más tranquila respecto a la situación de estar sola... pero si he tenido días en los que siento irritada la garganta y me pongo bastante vigilante de cualquier signo, es muy desgastante porque luego la mente te juega malas pasadas jaja
Las veces que he tenido que salir, han sido para comprar la comida.. en un inicio compré para dos semanas y ya lo último que he hecho es comprar para cada mes y congelar, porque el salir y entrar al departamento estaba siendo mucho desgaste por todas las rutinas de limpieza que me aventaba para evitar enfermarme. La paranoia de lavar cada artículo y cosa que estuvo en el exterior también ha sido cansado.
Algo que me ha costado mucho es ver sufrir a personas importantes a mi alrededor, muchos de mis amigos son muy extrovertidos y están lidiando con cosas más diferentes. Cada uno luchando y enfrentándose a diferentes tipos de problemas dentro de la misma situación. Mi familia también está tensa con el hecho de que esté acá y no puedan verme.
Estos últimos días he decidido dejar de ver noticias o cosas así que tienen títulos catastróficos y la verdad me ha funcionado muy bien. Hubo un periodo que sentía que todas esas noticias desbordaban y no pintaban ningún final alentador, solo aumentaban la paranoia y el estrés.
He estado leyendo mucho en la compu y aprovechando el tiempo para trabajar en unas publicaciones de artículos que tenía pendientes; me he centrado tanto en eso que termino con los ojos irritados y con cierto dolor de cabeza.
Otra cosa que también he retomado es escuchar a Marcos Vidal, un cantante que crecí escuchando y que me parece que tiene letras muy buenas, porque de cierta forma es muy critico. Hay un canto en particular que se llama "Parábola" y habla de que a veces nos metemos tanto en rituales y actividades religiosas y olvidamos que algo central es el amor y la ayuda al prójimo, el ser sensible.
Pienso que el tema de religión es un asunto complicado, hay mucha gente en contra. La verdad es que es entendible la actitud crítica hacia la religiosidad si uno piensa en algunas consecuencias que ha tenido cuando se lleva a un extremo; sobre todo si nos centramos en definir la religión tomando de base a personas como las que decía, envueltas en rituales que luego olvidan que la fe en realidad tendría que hacernos más sensibles y solidarios hacia los demás.
Hay otro canto que se llama "Nada especial" y habla sobre que las personas con una religión realmente no tienen algo propio y particular que las distinga, que les cuesta admitir cuando se equivocan y que tienen muchos errores.. pero que han logrado creer y es esa creencia, esa fe lo que los sostiene y les da esperanza.
Es interesante como de cierta forma, cada quien tiene sus estrategias de afrontamiento y pienso que sería importante tener autoconocimiento para retomar las actividades que nos den tranquilidad y que quizá habíamos descuidado.
Viviendo estos días, pienso que la fe es algo que puede ayudar; sin pretender que este post termine como un discurso motivacional.. porque la verdad eso me chocaría mucho jajaja pero me parece que es un buen tiempo para reflexionar y apoyarnos, ser sensibles a los demás y a nosotros mismos, esperar juntos.
Hacer esas cosas que usualmente no nos damos el tiempo de hacer, retomar el contacto con personas importantes y cuidarnos unos a otros.
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